El 29 de abril de 1923 se inaugura el campo de Ciudad Lineal. En el partido inaugural el Madrid se impone al Irún por 2-0 (goles marcados por José María Úbeda). Al mismo tiempo, el Atlético construye el Metropolitano, por lo que Madrid se constituye como la capital futbolística de España.
Al finalizar la temporada 1922-23, tras proclamarse el Real Madrid campeón de la Región Centro, el gran acontecimiento de aquella campaña fue el abandono forzado del viejo campo de O’Donnell. El propietario del terreno, Laureano García Camisón, solicitó al Madrid que lo dejase libre para construir viviendas, y los dirigentes del club, ante la situación planteada, entablaron negociaciones con Arturo Soria, creador del velódromo que existía en Ciudad Lineal y dueño de la Compañía Madrileña de Urbanización, para su compra y acondicionamiento.
No hubo problemas con la familia Soria y en un mes, siguiendo las instrucciones del arquitecto José María Castell, jugador del Madrid durante seis temporadas (1913-1919), el velódromo se adaptó para la práctica del fútbol. La apertura del estadio, uno de los primeros campos de hierba de la capital y con una capacidad teórica para 8.000 espectadores, en realidad para algo más de 4.000, tuvo una gran resonancia.
La revista Gran Vida, en su número 238 de abril de 1923, ofrecía una amplia crónica de la inauguración, de la cual entresacamos este párrafo: “El día 29 de abril de 1923 quedará marcado en los anales del deporte madrileño como fecha memorable, que recordará a los buenos aficionados al deporte la inauguración del primer campo de fútbol digno, por su amplitud y sus excelentes condiciones, del extraordinario desarrollo que ha logrado en la capital de España tan varonil deporte”.
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